Villavicencio.- Un total de
8.526 sobrevivientes del conflicto armado han recibido atención emocional por
parte de la Unidad para las Víctimas desde el 2012, en el departamento del
Meta, como un paso para la reconciliación, el perdón y la construcción de paz,
desde lo individual a lo colectivo.
La ciudad de Villavicencio
concentra a 122.702 sobrevivientes del conflicto armado según el Registro Único
de Víctimas, quienes residen en barrios vulnerables localizados en zonas
periféricas de la ciudad. Hasta estos sectores, la Unidad para las Víctimas ha
llegado con la estrategia de recuperación emocional grupal con el ánimo de
avanzar en el proceso de reparación integral de estas comunidades.
Este es el caso de un grupo de
20 mujeres residentes del barrio 13 de mayo. Unidas por las secuelas de la
violencia, se reúnen a participar en la sesión orientada por la entidad, en el
taller de arte “Llan13” propiedad de Rosa Montoya, una emprendedora que le
apuesta al reciclaje de llantas como una fuente de trabajo propia y para otras
mujeres del sector.
“Nos vemos cada 8 días, este
espacio ha sido la oportunidad de conocer las historias de estas mujeres que
además de valientes son mis vecinas, con las cuales no sabía que compartía el
dolor de la guerra. Pasamos un rato de alegría, de afecto, en el que hablamos
de lo que nos pasó y vamos sanando poco a poco, dejando el odio”, expresó
Montoya.
Las sesiones tienen una
duración de dos horas, en las cuales las asistentes participan en las
metodologías diseñadas por la estrategia a nivel nacional, dentro de las que se
destaca la elaboración de la bitácora viajera. Un diario que recoge en cada
sesión lo que vivieron, como un ejercicio de memoria que después será
intercambiado con otros grupos en otro lugar del país.
En esta oportunidad, Sandra
Rodríguez, profesional psicosocial les da unas orientaciones: “vamos a ver a
nuestra compañera a los ojos y le diremos que es una mujer especial, que merece
todo el amor del mundo y que no está sola”. Las 20 mujeres empiezan de par en
par a repartir fraternidad, en medio de risas, lágrimas y bondad.
“Cada reunión nos da nuevas
enseñanzas, al principio muchas teníamos temores de que se enterara la gente lo
que vivimos, pero luego nos dábamos cuenta que aquí lo importante es buscar que
en nuestros corazones tengamos paz, que con la ayuda y la fuerza de las otras
mujeres seamos ejemplo de perseverancia y esperanza. Día a día luchamos por
sacar adelante a nuestras familias a pesar del desplazamiento, la guerra, del
diario vivir, esa fuerza es la que nos permite continuar con la frente en
alto”, afirma Nury Castañeda, participante de la estrategia.
La estrategia en el Meta,
supera los 8.000 beneficiarios en siete años de vigencia de la Ley de Víctimas.
Una apuesta del Gobierno nacional que busca sanar vidas desde el interior de
los sobrevivientes del conflicto armado.
Fuente: Comunicaciones de la Unidad de Víctimas.
Ajuste de contenido y
diagramación: Bersoahoy.co